viernes, 31 de julio de 2009

Está en el placer tranquilo del tacto, en la mirada silenciosa. Está en la soledad de la lámpara prendida en la noche y en la suavidad y frescura de las sábanas en la cama deshecha. Está en la textura del papel, que acaricio antes de escribir, y en la suave luz que absorve. Está en el sonido aislado del tren en la noche y en la meditación eterna de las plantas en el patio. Está en la nobleza del pan casero que se endurece sobre la tabla de madera y en el seco placer que siento mientras lo mastico lentamente. Está en el modo en que el cuchillo quiebra su corteza cuando lo corto y en el golpe cuando llega a la madera. Está en el reflejo veloz de las luces de un auto que pasa afuera y en el sonido triste del motor contra un fondo de noche fría. Está en la tranquilidad cansada y milenaria de los muebles de madera y en la sombra difusa que proyectan. Está en la decisión de estar en absoluto silencio y en la lentitud divina con que el cansancio cae sobre mis ojos. Está conmigo desde el atardecer y se prolonga hasta el sueño.

1 comentario:

  1. El absoluto silencio, momento glorioso.
    Que bonita prosa poética Rai, qué genio.

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